El Arco del Trauma

Cuando acompaño a personas en sesiones de sanación, a veces les hablo de algo que llamo "el arco del trauma." No es una metáfora casual: es un fenómeno real y energético que se manifiesta en patrones de atracción, impulsos de acción, y elecciones aparentemente inexplicables.

El trauma no sólo deja heridas emocionales. Deja trayectorias de movimiento dentro del sistema nervioso — caminos invisibles que desvían nuestras decisiones, incluso mucho después de que el peligro ha pasado.

A este movimiento inconsciente es lo que llamo “el arco.”

El arco tiene fuerza magnética.
Nos atrae hacia ciertas personas, lugares o situaciones que, si no estamos conscientes, repiten el dolor original.

Cómo opera el primer arco

En la fase inicial del trauma, el arco actúa como un imán hacia el peligro.
Sin darnos cuenta, sentimos familiaridad con situaciones que replican dinámicas dolorosas, porque eso es lo que nuestra energía reconoce como "conocido."

Por eso a veces elegimos relaciones, trabajos o caminos que en retrospectiva no entendemos. No es falta de inteligencia. No es falta de voluntad. Es el arco tirando de nosotros.

Cómo opera el segundo arco

Cuando comenzamos a sanar, otro tipo de movimiento puede activarse: el arco de sobrecorrección.

En esta fase, habiendo identificado el peligro, el sistema nervioso busca compensar — pero puede hacerlo de manera extrema, llevándonos demasiado lejos del centro.

Por ejemplo, alguien que antes se perdía en relaciones abusivas podría, durante un tiempo, rechazar toda intimidad, incluso aquella que sería sana.

Es un intento de protegerse, pero no siempre está alineado con la vida plena que realmente deseamos.

Aprender a ver tu arco

El trabajo no es destruir el arco.
El trabajo es verlo.

Reconocerlo cuando se activa.
Sentir su tirón.
Saber que tienes opciones distintas.
Aprender a sostenerte en el espacio entre los extremos.

Ese espacio — que al principio puede sentirse incómodo o incluso vacío — es el terreno real de la libertad.

Cierre

Reconocer tu arco no sólo libera tu historia:
te devuelve la posibilidad de elegir.