El Efecto KOI: Cuando la claridad se escapa justo al intentar alcanzarla
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El Efecto KOI es como llamo a ese momento en el que algo importante está a punto de surgir—una idea, un recuerdo, una intuición—y desaparece justo cuando intentas enfocarle atencion o ponerle palabras. Es como ver a un pez koi debajo del agua quieta: pasa frente a ti, inconfundible y vivo, pero al intentar tocarlo… ya no está.
Esto no ocurre solo en terapia. Pasa en conversaciones—cuando estás mirando a alguien y la idea está justo ahí, lista para ser dicha, pero al llegar tu turno para hablar… se esfuma. Pasa en el arte: vas hacia el lienzo o la libreta, y eso que antes parecía tan claro, de pronto ya no baja. Lo que ocurre es que ese algo aún está en estado pre-consciente—en tránsito desde lo invisible hacia lo visible.
Eso es lo que realmente marca el Efecto KOI: el espacio liminal entre lo inconsciente y lo consciente. Estás en el pasillo, en plena transferencia, y si intentas agarrarlo demasiado rápido, se colapsa la señal. La imagen, la idea o el mensaje desaparecen no porque no existan, sino porque aún no están listos para ser manipulados directamente.
En esos momentos, he aprendido a no forzar. En vez de empujar, me quedo quieta. Describo lo que se estaba formando. Hablo alrededor del borde. Confío en que, si sostengo el espacio con suavidad, la señal regresará. A veces no como era, pero sí en una forma con la que puedo encontrarme.
Esta es parte del lenguaje que uso en NIDO OPS 2.4. Porque momentos como estos—cuando algo empieza a surgir y luego desaparece—suelen despertar un impulso profundo por correr hacia lo seguro. Esa urgencia suele ser la voz de una parte más joven de la psique—la que aprendió a dividir el mundo entre bueno o malo, seguro o peligroso, para poder sobrevivir.
Cuando la matiz entra en un espacio gobernado por el pensamiento blanco y negro, muchas veces encuentra resistencia. Porque ese tipo de pensamiento no es solo un hábito: es una protección. Es la forma que toma el trauma en la mente. Así que cuando introduces matiz en ese espacio—cuando sugieres que algo puede ser cierto y también estar desarrollándose—estás interrumpiendo el arco del trauma. Estás invitando nueva neurología. Y el sistema puede cerrarse al principio, porque aún no sabe que este tipo de presencia es segura.
Para rastrear la emergencia—ya sea del pensamiento, del arte o de la conexión—hay que saber habitar la matiz y la incertidumbre. Hay que estar dispuesta a sentarse junto al koi. A dejar que te enseñe el ritmo de la paciencia, el momento de la revelación, la resiliencia emocional de tolerar y no apresurar lo que aún no se ha revelado del todo.
Si te interesa lo que sucede después de abrir el espacio interno para algo nuevo—cuando el sistema empieza a procesar lo que acaba de emerger—te puede resonar esto: